lunes, 9 de noviembre de 2015

En mundo de ciegos... (o el necio rebatir de la cobardía)



—En Mundo de Ciegos...—
(O el Necio Rebatir de la Cobardía)

¿Y por qué observar la calma
y galantería del vuelo que
frágilmente efectúa la mariposa
monarca, en lugar de contemplar
a las otras dos, blancas, que poseen
un brillo escamado de esmeralda?

Será que esa latente gobernante
cause más gozo y estupor que cualquier
otra hasta de su propia especie dominante
y finja buscar con prisa sitio dónde
reposar, una pequeña flor de la cual
hartar su poca hambre, así como un pretexto
para alejarse de todas sus congéneres,
y pasar desapercibida a los ojos del mundo
rehuyendo de su derecho divino para reinar,
plácidamente y en grato reposo, sobre
la punta de los más altos y grotescos
oyameles o ahuehuetes que se hallen
en el punto más vasto de la lejanía.

Y olvidándose de ser presa deliberada
del zanate, el jilguero o algún canario,
y, en cambio, trata de mezclarse entre
ellos quebrándose las alas, volviéndolas
de chahuistle, tornando el vuelo
galante en enfermiza lucha contra
la muerte, posándose famélica sobre
las hojas marchitas y la podredumbre,
húmeda y pestilente que se forma
con los cúmulos de la flor de jacaranda.

Y escondiéndose ya de todo ser vivo que pudiera
captarle y admirar con, tal vez pena
o embeleso su escatológica danza,
perfectamente ensamblada, para provocar más
desprecio a su necio rebatir de no contestar
las súplicas de su pueblo, soslayado
por las castas y la supremacía que presuponen
aquellas, como esta que les cuento yo,
sobajan y mancillan a toda una raza.