viernes, 7 de septiembre de 2018

Speculum Veritatis (La tribulación durante la amenaza)

Hoy juego con el humo del cigarrillo
pensando en aquél tiempo de penumbras,
donde las pasiones prendían cual cerillos;
ahora sólo finjo cavarme la tumba.

El humo sigue entrando en la pupila
si de pretender se trata;
si el llanto esquivo y llano compila,
la amargura eterna siempre mata;

es canto al mar si del Kumbala se trata,
y completo llanto dar a la esquirla
cuando ésta es fractal que al alma empata
y no concilia el sueño que vivo mata,
y en lucidez se hace pena vivirla

Amor mío, esto ya no es verso.
Esto es peor que trova estrofa;
Se hace ronco aullido de mi ebriedad;
Es la tecla 'Enter' en violenta exposición,
dando un sagaz y soez 'click' y 'click'
cada que el renglón más o menos acopla
en lo antes escrito...
menos ahora, que ha sido capricho.

Vuelta a lo dicho; whisky en las rocas
serena el temple hirviente mío;
carcome la ansiedad y la decidia
que causa el no rimar al último verso...

que es bien querido y bien cuidado
ante las tensiones disonantes; beso
acaecido por lo ya hecho, previamente dado
a la gracia y gusto del creador; terso
perdón ante la falla hecha de lo mal pensado
y caricia interrumpida por el verso
de mi voz en quiebra igual callado,
igual en llanto, y este igual preso
soslayo que quiso ser acariciado,
quiso ser caricia de lo amado
y no más apariencia de mala intención
o intención de mala apariencia,
siempre hecho omiso por la truculencia
de la perturbada y maltrecha conciencia.

De aquellos amados, ellos, los admirados.
Todos esos, los seres ahora olvidados
y hechos al lado por lo ignoto del hado.

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